Hay un momento, un segundo, contundente, en el que todo ese sinsentido desaparece, se evapora, y el corazón grita ‘gracias’. Gracias a mí mismo por haber resistido. La recompensa de resistir es volver a casa. Cuando todo se vuelve oscuro uno sabe por qué resistir. Por los seres amados, por nuestros afectos, para dejar un mundo mejor del que recibimos a nuestros hijos. Y para eso tal vez debamos aceptar que nuestra existencia tiene un sentido superior. Resistimos en definitiva para poder cumplir nuestra misión en este mundo. Lo sepamos o no existimos por una razón. Grandes o pequeñas misiones que debemos llevar a cabo. Hacer feliz a una persona, a algunas, a millones. Despertar consciencias, o descubrir la cura de alguna enfermedad, o simplemente ser el ser amado de alguien. Todos tenemos una razón de existir, y para eso hay que resistir. Nuestra misión puede ser salvar al mundo o salvar una vida, y por eso vale la pena resistir.¿Lo podes ver? Hay magia a tu alrededor, hay ángeles, hay algo superior, somos parte de una trama perfecta en la que cada cual tiene su para qué, y por eso hay que resistir. Tal vez tu misión sea traer una nueva vida al mundo con su propia misión, o tal vez sea escribir esa canción que hará vibrar a millones, o regalarle a tu chica ese poema horrible que le escribiste pero que la hará sentir amada. Y por eso, solo por eso, vale la pena resistir.